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viernes, 24 de agosto de 2018

IDEARIO


Tanto el capitalismo como el marxismo se centran en la interpretación materialista del gobierno de una nación y éste lo que debería hacer es dar al pueblo nuevas esperanzas y motivos para recuperar la fe perdida en una clase política cuyos únicos intereses son realmente ocupar un cargo que les suministre beneficios personales.

Mi doctrina concede su espacio a la libertad individual, a la espiritualidad del pueblo y respeta el derecho a la propiedad privada al servicio de los intereses nacionales, la de otros, todo lo contrario.

Mis ideales están contra el liberalismo económico que favorece la explotación de los trabajadores y la influencia de una banca que aumenta su riqueza a costa de la miseria de los demás; pero al mismo tiempo contra el comunismo que, en aras del reparto de los beneficios, quiere transformar al hombre en una simple pieza mecánica, sin más ilusiones ni aspiraciones que las que el Estado le imponga.

Debemos plasmar un sentido de entender la vida y tener el objetivo de cambiar las estructuras mismas de las formas de convivencia social.

Creo que la Justicia Social es una prioridad en el Estado y ésta se consigue a través de un reparto mayor de la riqueza y la estructuración del sistema de gobierno del país en los tres órganos de participación ciudadana más importantes como son, la Familia, el Municipio y un único Sindicato, real, que de forma definitiva defienda los intereses de los trabajadores.

Los actuales políticos demuestran que lo único que les importa es el lucro personal trayéndoles al pairo los intereses de todo un pueblo que debería clamar en unión y armonía contra todo este sistema que desprotege y traiciona a toda una nación.

La búsqueda de una verdadera justicia social, el amor a nuestra nación y una intachable conducta moral hacen la gran diferencia entre los que buscan el bien común y los que lo único que persiguen es conseguir una sociedad sometida a sus antojos.

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