Páginas

domingo, 16 de octubre de 2022

TESTAMENTO

 



Nadie puede ejercer el hambre mío,

mi desesperación,

mi diapasón de vino.

Esta pureza de mi angustia

únicamente están autorizados a ejercerla

aquellos que me aman.


Nadie puede saber lo que me pasa,

o lo que no me pasa,

impunemente.

Los únicos que saben

-y están debidamente autorizados para ello-

son aquellos que me aman.


Aquellos que me aman

son herederos de todos estos sueños

que jamás se han cumplido.

Y de esta flor que, no sé por qué razón,

insiste en perfumarse entre mis manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario