El otoño trae mañanas tibias y árboles en celo.
Tendría que ser un santuario de armonías...
Mas existe el cambio climático,
aunque es mucho menos peligroso
que todos los canallas, del poder okupas,
que los energúmenos del sector político,
que los expoliadores de la palabra del pueblo,
que los intrusos del amor, de la ternura.
Hay que plantar, si o si, la flor,
que de una forma u otra, como se pueda...
nos haga renacer la alegría de la primavera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario