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viernes, 25 de abril de 2025

¡VIVA CRISTO; REY EN LA CRUZ!

 


¡Basta de hipocresía: el legado destructivo de un papado sometido al mundo!

Toda novia es estupenda y todo muerto es bueno. Esta máxima de hipocresía universal alcanza su cénit con la despedida global al papa Francisco, un pontífice que pasará a la historia no por su fidelidad al Evangelio, sino por su claudicación ante el mundo moderno.

Jorge Mario Bergoglio ha sido un líder que, lejos de defender los pilares del cristianismo, ha promovido un pontificado teñido de ideología progresista y entregado a las modas globalistas. En su empeño por agradar al mundo, socavó la familia, diluyó la verdad en el relativismo moral, y convirtió la misericordia en una coartada para el silencio ante el pecado.

Sus enseñanzas, impregnadas de buenismo y corrección política, no fortalecieron la fe ni la identidad cristiana, sino que la desdibujaron. Mientras el islamismo avanza, la fe católica retrocede. Mientras las élites imponen una agenda anticristiana, Roma ha preferido adaptarse antes que resistir. Y ahora, con lágrimas de cocodrilo, muchos líderes —los mismos que promueven leyes contrarias a la ley natural— lo despiden como si se tratara de un faro de luz. Pero la historia no se escribe con elogios vacíos, sino con la verdad.

Su pontificado ha fracturado la unidad, debilitado el testimonio y sembrado confusión entre los fieles. Ha dejado a la Iglesia expuesta, sin el escudo de la doctrina ni la espada de la verdad.

Es hora de reconstruir lo derruido. La auténtica Iglesia Católica —aquella que no pacta con el error ni con el poder— debe alzar la voz y reparar el daño. Necesitamos pastores con coraje, no burócratas del sentimentalismo. Líderes que abracen la cruz, no que se arrodillen ante los templos del mundo.

Occidente está herido, y su alma cristiana ha sido traicionada desde dentro. Que este sea el momento del despertar. De la defensa firme. De la verdad sin miedo.

¡Queremos pastores valientes, no emisarios del consenso! ¡Cristo no transigió con el mundo, lo venció!


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