"Lo importante no son los años de vida sino la vida de los años".

"Que no os confundan políticos, banqueros, terroristas y homicidas; el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que alimentan la vida".

Al mejor padre del Mundo

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domingo, 12 de octubre de 2025

12-O. EL PUEBLO ESPAÑOL CON LA VERDAD Y CONTRA LA MENTIRA.

El pueblo español aclama la verdad y abronca la mentira y la traición 

El sol del Doce de Octubre brillaba sobre Madrid, pero no era sólo el desfile lo que iluminaba la jornada. Era el fervor del pueblo español, reunido a lo largo del Paseo de la Castellana, ondeando banderas, vitoreando a sus Fuerzas Armadas y dejando claro que, por encima de todo, sigue existiendo una España viva, orgullosa y consciente de quién la defiende y quién la traiciona.

Entre la multitud, apareció Santiago Abascal, sin tribunas oficiales ni escoltas de privilegio. Caminaba junto al pueblo, entre la gente, como uno más, y la reacción fue inmediata: aplausos, vítores, abrazos, fotos y gritos de “¡Viva España!” y “¡Viva Abascal!”. El clamor no venía de una minoría organizada ni de un grupo de simpatizantes concretos, sino de miles de ciudadanos espontáneos que, al reconocerle, quisieron agradecerle su coherencia, su firmeza y su resistencia y defensa sin complejos de la Nación. Era el aplauso de la calle, sincero, sin guion ni protocolo.

Y mientras tanto, en el otro extremo del desfile, cuando el presidente del Gobierno hizo su aparición, el contraste fue absoluto. Los pitos, los abucheos y los gritos de “¡Pedro Sánchez, h... de p...!” se mezclaban con el repicar de tambores y el rugir de los motores de los aviones que sobrevolaban el cielo de Madrid. No era una falta de respeto al Día de la Fiesta Nacional; era, precisamente, una expresión del respeto más profundo: el de un pueblo que no soporta ver a quien usa su bandera como disfraz mientras pisotea los valores que representa y la traiciona continuamente. 

Porque España no es un decorado para fotos ni una excusa para discursos huecos. España es el sentimiento que recorre esas aceras, las manos que aplauden a sus soldados y el clamor que se eleva cuando alguien, como Abascal, se confunde entre el pueblo y no necesita tribuna para ser escuchado. Frente a eso, Sánchez sólo recoge el eco del rechazo y la desesperación, todo lo que él mismo ha sembrado con su soberbia, sus pactos indignos y su desprecio constante hacia la verdad.

El pueblo español ha hablado este 12 de octubre, y lo ha hecho sin micrófonos ni consignas, aclamando la verdad y abroncando la mentira permanente. Premiando la honestidad y castigando la farsa y la traición. Recordando, una vez más, que los balcones siguen llenos de banderas, que las calles siguen vivas y que la voz de España no la silencia ni el miedo, ni los medios, ni los pactos de la infamia.

Hoy, el pueblo ha vuelto a hablar. Y cuando el pueblo español habla, retumba la verdad.

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