"Lo importante no son los años de vida sino la vida de los años".

"Que no os confundan políticos, banqueros, terroristas y homicidas; el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que alimentan la vida".

Al mejor padre del Mundo

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martes, 22 de diciembre de 2009

Sobre ratas y similares...


Un sevillano, entra a un negocio de cosas viejas en una callecita cerca de la Giralda.
Pasa el tiempo mirando los objetos en venta y descubre la escultura de una rata.
La estatua es del tamaño de una rata de verdad y tan bien detallada y única que el hombre se interesa y le pregunta al dueño del negocio:

- ¿Cuánto cuesta esta escultura de la rata ?

- Cincuenta euros por la rata y mil euros por la historia que la acompaña.

- Quédese con la historia, viejo, -responde el hombre- yo compro solo la rata.

Habiendo completado la transacción, el sevillano, se va del negocio con su escultura de la rata bajo el brazo..
Cuando cruza la calle frente al negocio, dos ratas vivas salen del desagüe de la calle y comienzan a seguirlo.
El hombre se pone nervioso cuando las ve y comienza a caminar más rápido. Sin embargo, cada vez que pasa por un desagüe más ratas salen y lo siguen.
La gente comienza a señalarlo y a comentar.
El hombre camina más rápido y pronto comienza a correr.
Mientras tanto, miles y miles de ratas salen desde los desagües, los sótanos, los lotes vacíos y los autos abandonados.
Millones de ratas casi le pisan los talones.
El mira la orilla del Río Guadalquivir, y comienza a correr lo más rápido que puede.
No importa que tan rápido corra, las ratas lo siguen chillando de una manera horrible.
Cuando el hombre llega a la orilla del río, las ratas que lo siguen cubren doce cuadras de la ciudad.
El hombre da un salto olímpico hacia un poste de electricidad, se agarra del poste con un brazo y con el otro lanza la escultura al río con toda la fuerza que le da su brazo.
Sube las piernas, se abraza al poste y observa admirado como las miles de ratas se lanzan al río y se ahogan.
Temblando aún, conmovido y murmurando para si mismo, regresa al negocio de antigüedades.
El dueño lo ve y dice:

-¿Ah,....regresaste a que te cuente la historia?

-No, -responde el tipo- Quiero saber si tiene una escultura de Zapatero!!!

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