Una de policías

Una situación humorística... que lamentablemente, a veces se vuelve realidad

Yo tengo un sueño muy liviano, y en una de esas noches noté que había alguien andando sigilosamente por el jardín de la casa.

Me levanté silenciosamente y me quedé siguiendo los leves ruidos que venían de afuera, hasta ver una silueta pasando por la ventana del baño.

Como mi casa es muy segura, con rejas en las ventanas trancas internas en las puertas, no me preocupé demasiado, pero estaba claro que no iba a dejar al ladrón ahí, contemplándolo tranquilamente.

Llamé a la policía e informé la situación y di mi dirección.
Me preguntaron si el ladrón estaba armado; de qué calibre era el arma; si estaba solo etc., o si ya estaba dentro de la casa.

Aclaré que no y que de las características del arma no sabía nada, me dijeron que no había ninguna patrulla cerca para ayudar, pero que iban a mandar a alguien lo más pronto posible.
Que si pasaba algo que volviera a llamar ¡!!!

A los cinco minutos después llamé nuevamente y dije con voz calmada: "Hola, hace un rato llamé porque había alguien en mi jardín. No hay necesidad de que se apuren. Yo ya maté al tipo con un tiro de escopeta calibre 12, que tengo guardada para estas situaciones. Y el tiro se lo pegué en la cabeza.
¡Le volé la cabeza con el disparo y ahora sus sesos están regados por el jardín!.

En menos de tres minutos, había en mi calle cinco patrullas de la Policía Nacional, Serenazgo de cinco distritos colindantes, agentes del SIN o como se lame ahora, agentes encubiertos de la Seguridad del Estado, un helicóptero de la Marina, una unidad de Bomberos, dos defensores del pueblo, tres patrullas de la Defensa Civil, un equipo de reporteros del Panamericana, Canal N, los chacales de Magaly, CNN, America TV, un fiscal del Ministerio Publico, cuatro Congresistas, cinco candidatos a la alcaldía y varias ONGs defensoras de los derechos humanos, que no se perderían esto por nada del mundo.
Hasta llegó una anciana defensora de los derechos de los animales, que se presentó porque escucho en la banda policial que habían matado a un animal.

Todos ellos agarraron “in fraganti” al ladrón, quien se quedó mirando todo el despliegue con cara de asombro. Supongo que llegó a creer que la casa era la de Alan.

En medio del tumulto, un Oficial se aproximó y me dijo:
"Creí que había dicho que había matado al ladrón."
Yo le contesté:
"Creí que me habían dicho que no había nadie disponible."