
¿Por qué vendes tu vino, mercader?
¿Qué pueden darte a cambio de tu vino?
¿Dinero...? ¿ Y qué puede darte el dinero?
¿Poder...? ¿Pues no eres dueño del mundo cuando tienes en tus manos una copa?
¿Riqueza...? ¿Hay alguien más rico que tú, que en tu copa tienes oro, rubíes, perlas y sueños?
¿Amor...? ¿No sientes arder la sangre en tus venas cuando la copa besa tus labios?
Pues si todo lo tienes en el vino, dime, mercader, ¿por qué lo vendes?
Si locura no fuese, cual la araña en su nido
cuidarías la tela de tu vida presente:
¿Y a qué, si nadie sabe si el aliento absorbido
puede volver al aire de donde fue bebido?
El ayer ya dispuso del hoy la suerte triste,
y el silencio y el triunfo y el dolor del mañana:
¡Bebe! pues que no sabes cuándo y porqué viniste
e ignoras porqué y dónde predestinado fuiste.
Poeta,
porque haciendo llegar a todos mi vino, doy poder, riquezas, sueños y amor;
porque cuando estrechas en tus brazos a la amada me recuerdas;
porque cuando quieres desear felicidad al amigo, levantas tu copa;
porque Dios cuando bendijo el agua la trasformo en vino,
y porque cuando bendijo el vino se trasformó en sangre...
Si te ofrezco mi vino...
Poeta,
no me llames mercader!!!
Omar Jayam
(Omar el persa)
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