"Lo importante no son los años de vida sino la vida de los años".

"Que no os confundan políticos, banqueros, terroristas y homicidas; el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que alimentan la vida".

Al mejor padre del Mundo

Al mejor padre del Mundo
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martes, 23 de octubre de 2018

CANTE LA JUVENTUD



Cante la juventud ¡oh lírica! ¡oh soñadora!, y sobre todo vosotros, ¡oh ancianos!, que vivís petrificados a la sombra del laurel inmortal de los recuerdos de una fogosa juventud.

Cante la juventud, la que es llama que convierte en ceniza los prejuicios; la que es lima que destruye el círculo de hierro de las reglas y los convencionalismos; la que es ola que hace naufragar las creencias tradicionales; la que es ala que hace volar en el mundo azulado de los sueños; la que es músculo y nervio y sudor que hace repletar el vientre fecundo de la madre tierra; la que tiene alas de águila y escala la gloria; la que tiene arrullos de paloma y sueña y canta en el regazo cándido y celeste del amor.

Cante la juventud, fuerza nueva, arco tendido hacia el progreso, boca luminosa que se alimenta en los inexhaustos pezones del entusiasmo; ojo que busca eternamente la luz del ideal.

Cante la juventud, porque no petrifica sus ideas, porque ríe cuando todos lloran, porque canta cuando todos enmudecen, porque ama lo que todos odian, porque odia lo que todos aman.

Cante la juventud que corona su frente de estrellas con sus gestos luminosos, pasmo de los siglos; que ilumina sus ojos con las llamas del entusiasmo, la santa fuerza que le guía; que convierte sus labios en tambores y en campanas para cantar las glorias que le enseñan el camino del triunfo futuro.

Cante la juventud que con la frente alta, la mirada ardorosa, la boca elocuente, la mano firme y el pié seguro, penetra sin vacilar por todos los caminos que puedan conducirla a la gloria, sin curarse de los alaridos despreciables de los cobardes, de los silbidos serpentinos de la envidia, de los quejidos lamentables de los impotentes.

Cante la juventud que tiene fuego en las venas, fuego en el cerebro, fuego en el alma y que da con él calor y brillantez a la miseria de la existencia.

¡Cante la juventud!

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