"Lo importante no son los años de vida sino la vida de los años".

"Que no os confundan políticos, banqueros, terroristas y homicidas; el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que alimentan la vida".

Al mejor padre del Mundo

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lunes, 15 de agosto de 2022

PROSTITUCIÓN

 


Yo he llegado a la conclusión de que, en efecto, soy partidario de prohibir por ley la prostitución, pero no lo que habitualmente se denomina con tal nombre, para lo que reclamaría una regulación que le confiriera los derechos laborales y fiscales de los que disfruta cualquier profesión, algunas de ellas mucho menos dignas, como acosador telefónico a cargo de alguna multinacional o tertuliano de cadena de televisión. Yo llamo prostitución, por ejemplo, a escribir en El País en general y a desarrollar un editorial, en particular, defendiendo que los derechos de los castellanohablantes están escrupulosamente protegidos en Cataluña. A mi me parece que, incluso si has elegido en la vida ejercer de puta, deberías prescribirte unos límites irrebasables de dignidad, más allá de los cuales incluso tu condición humana se torna discutible. Un fiscal general del Estado, por definición, no puede ejercer la prostitución. No puede decir, salvo trastorno mental sobrevenido, que con Miguel Angel Blanco no hay caso. Si te han elegido para eso y has aceptado, simplemente tienes que asumir que eres una de las putas más indecentes y arrastradas de este país y que la reacción que producirás en cualquier persona decente que se relacione contigo será el asco. Que tu antecesora lo haya sido más que tú, hasta haber alcanzado una dimensión paradigmática del término en lo referente a su vertiente barriobajera y patibularia, no te justifica, campeón. La prostitución es especialmente grave cuando implica la degradación de alguna institución del Estado. Si tú eres Rosa Maria Mateo y pones la Televisión Española al servicio de la basura ideológica de Podemos, cualquiera que te vea por la calle podrá pensar que eres más puta que el mismísimo Gil de Biedma cuando se reputaba de tal forma en su célebre poema. Si diriges el Centro de Investigaciones Sociológicas y arrodillas las encuestas al servicio de los intereses del gobierno eres una puta por más calvo y gordo que seas, aunque en tu caso creo que eres de esas putas que goza inmensamente abriéndose de piernas. El apellido Marlaska ya contiene cierta misteriosa referencia interna a la prostitución. Si eres puta, eres puta, por más que intentes esconderte en Chueca. Podría seguir siguiendo y seguiría siempre, pero me gustaría señalar simplemente que lo que antes se llamaba prostitución y que muchas de estas putas que he indicado quisiera prohibir, implicaba al menos un imperativo de belleza y, en muchos casos, no sólo física. Obsérvese bien que todas estas putas que he reseñado son putas feas, porque uno de los efectos mas expresivos de la prostitución es que afea aún más a quien ya lo es por nacimiento, hasta irradiar un halo de cierta monstruosidad que genera una profunda incomodidad en quien lo contempla. No hay nada más feo que una puta al servicio del poder. Por todo ello, he terminando asumiendo que estoy a favor de abolir la prostitución por ley. El problema es que las putas, para eludir ante la opinión pública su escandalosa condición de tales, se empeñan en legislar contra unas pobres mujeres que se buscan la vida como pueden. Pero que no se engañen: sabemos muy bien quienes son, porque las putas, aunque se vistan de ministras, putas son.

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