LA IZQUIERDA

Nos quiere imponer el relativismo: la idea de que todo es igual, lo verdadero y lo falso, lo bello y lo feo, que el alumno vale tanto como el profesor, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos estudiantes.

Nos quiere hacer creer que la víctima cuenta menos que el delincuente, que la autoridad está muerta, que las buenas maneras han terminado, que no hay nada sagrado, nada admirable. El slogan es VIVIR SIN OBLIGACIONES Y GOZAR SIN TRABAS...  (Serás feliz sin tener nada propio).

Quiere terminar con la escuela de excelencia y del civismo. Apuñalan los escrúpulos y la ética.

Una  izquierda hipócrita que permite indemnizaciones millonarias a los grandes directivos y el triunfo del depredador sobre el emprendedor.

Esa izquierda está en la política, en los medios de comunicación, en la economía. Le ha tomado el gusto al poder. La crisis de la cultura del trabajo es una crisis moral. Hay que rehabilitar la cultura del trabajo.

Quieren dejar sin poder a las fuerzas del orden, creando una frase: se ha abierto una fosa entre la policía y la juventud: los vándalos son buenos y la policía es mala. Como si la sociedad fuera siempre culpable y el delincuente inocente.  

Defienden los servicios públicos pero jamás usan transporte colectivo. Aman mucho a la escuela pública pero mandan a sus hijos a colegios privados. Defienden la sanidad pública pero utilizan los mejores hospitales privados. Adoran la periferia pero jamás viven en ella. Firman peticiones cuando se expulsa a algún emigrante ilegal, pero no aceptan que ni uno de ellos se instale en sus casas.

Son esos que han renunciado al mérito y al esfuerzo y que atizan el odio a la familia, a la sociedad y a la nación española. Y con el mayor descaro se lucran de los bienes del Estado, y montan hasta negocios con el dinero mal obtenido a la vista de todos y de la manera mas cínica.

Hoy debemos volver a los antiguos valores del respeto, de la educación, de la cultura y de las obligaciones antes que los derechos pues éstos se ganan haciendo valer y respetar los anteriores.