"Lo importante no son los años de vida sino la vida de los años".

"Que no os confundan políticos, banqueros, terroristas y homicidas; el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que alimentan la vida".

Al mejor padre del Mundo

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domingo, 22 de junio de 2025

EVOCACIÓN

 


La vida lleva impregnada uno de los más profundos sentimientos del ser humano: la nostalgia, que es eso, irse despidiendo, sin darse a penas cuenta, de hechos vividos, también de cosas que parecieran ser pequeñas, de poco valor material, pero que a la larga se echan en falta, lo cual enseña la real importancia que poseían.
Cosas simples que vienen a significar todo lo que son las pequeñas esencias que pasaron de largo y que hoy se añoran y que forman la colección de nuestros más bellos recuerdos del pasado.
Las cosas más queridas suelen ser las cosas de la infancia, que a la postre son las cosas simples y pequeñas.
La vuelta en la mente a lugares conocidos, recordados como fuentes de amor, de placer, de ternura, de caricias y calidez, el regreso a espacios de rituales cotidianos como esa mesa tendida al sol del verano o la vuelta a una nueva caminata por las callecitas del barrio del que nos fuimos hace tanto o ese olor a jazmín, o esos rosales en flor que nos transportan a las fragancias de nuestra infancia. O los parques, las avenidas, los amigos y los vecinos de la niñez, de la juventud, o la propia casa que fue de uno y que ya no es tal, o el recuerdo del ladrido de un perro que aun se sigue escuchando... Los churros con el chocolate, el arroz con leche, los flanes de la abuela. Ese perfume del pasado que hoy tiene otro aroma. Esos entrañables lugares que fueron quedando libres, me pregunto: ¿seguirán existiendo? ¿Quién los estará habitando?
Irremediablemente, ante nosotros, se van asomando las grietas, las profundas huellas que quedaron ahí y de las que hoy, otras manos, voces y cuerpos ya se han apropiado, como también se apropiaron de ese lugar en el que ya nada es igual y en donde, hasta al amor de ayer ha cambiado.
Dios quiera que cada rinconcito que fue habitado con amor, trabajado con amor, al menos haya dejado una fértil semilla que continúe brotando para el nacimiento de nuevos quereres que puedan crecer fuertes y robustos.
(Felipe Pinto)

 

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