Como y cuanto te añoro Buenos Aires. Esas mañanas de paseo por Florida e ir a buscar libros viejos al Parque de Ribadavia, los almuerzos en Palermo, los cafés en la Biela en Recoleta, mi choripán y el chop de Quilmes a media mañana, mi entraña en las parrillas de toda la ciudad, como por ejemplo, la del Mirasol, en la Recoba; mis amigos, Martín, César, Bocha, Tonito y las extraordinarias juntadas en su hogar, siempre repleta de los mejores artistas, o Angela y José Luis... ese descubrir con ellos la Feria de Mataderos, y ese "Pájaro suburbano" de Moni Abraham, mis paseos por las antigüedades de San Telmo, el Café Tortoni, la Plaza de Mayo y sus recuerdos, el tango sublime... ¡Y mis noches porteñas! Siempre en esas peñas... "la Peña del Colorado" con mi "Chino Martínez", inseparable, con Guillermo y su caballo ganador en el Hipódromo, su familia encantadora, las milongas... Esas empanadas, que se yo, en cualquier parte y la viola, que es la parte cotidiana, inseparable de todo porteño.., si... ¡Buenos Aires, cómo y cuánto te añoro...!
Un vals a Buenos Aires, ciudad querida,
mi bohemia en tus calles se hizo poesía.
Un vals a Buenos Aires, guitarra mía,
revivile seis sueños a Echeverría.
Para ese Buenos Aires, gigante y ciego,
que en cada canillita, guarda un Carriego.
Los tiempos de la abuela ya no son,
esos del miriñaque y el mantón.
Ya nadie va del brazo por el sol,
por esas calles viejas, ni se trepa a la reja la canción,
de aquellas serenatas a un balcón,
falta aquel organito rezongón y un tango en la vereda.
Pero vos que sos porteño y soñador,
cantale a Buenos Aires corazón, un valsecito tierno y remolón,
para lo que le queda.
Barcelona, las seis de la mañana, me pregunto ¿como estará
Buenos Aires cuando llegue el invierno, con un solcito niño jugando
a la rayuela por las calles del centro y en la plaza de mayo, los abuelos
de pan, harán migas de tiempo, para tirar de a cachos su vida a las
palomas, con sus manos cansadas y sonriendo en silencio?
Buenos Aires cuando llegue el invierno, con un solcito niño jugando
a la rayuela por las calles del centro y en la plaza de mayo, los abuelos
de pan, harán migas de tiempo, para tirar de a cachos su vida a las
palomas, con sus manos cansadas y sonriendo en silencio?
¿Y los domingos?, ¡ah mansos domingos del mate y la fatura!,
con las tardes lamiendo los verdes de Palermo, con los goles de Boca, de
River, ¡que se yo! de cualquiera y aquellos barriletes que enloquecen
el cielo.
River, ¡que se yo! de cualquiera y aquellos barriletes que enloquecen
el cielo.
¿Y los lunes?, con bufandas de abuelas de punto arroz y cuentos marchan
los gorriones camino de las escuela, contando unas monedas para dos caramelos.
los gorriones camino de las escuela, contando unas monedas para dos caramelos.
Tendrá en ir y venir febril de los obreros, en trenes suburbanos,
la Crónica y el termo, aquel ronco “ se lustra”,
la Crónica y el termo, aquel ronco “ se lustra”,
llenando los andenes, el vende valentías, el cafetero, el ciego y
aquellos titulares ¡ cuantos hombres que han muerto!.
aquellos titulares ¡ cuantos hombres que han muerto!.
¿Cómo estará Buenos Aires cuando llegue el invierno?.
¿Cómo estará corrientes, cuando baje por ella, despacio
mi recuerdo y entre dos tazas lánguidas, asombradas, pálidas,
ver de nuevo a los rantes de la viola y el verso.
mi recuerdo y entre dos tazas lánguidas, asombradas, pálidas,
ver de nuevo a los rantes de la viola y el verso.
Que mi vieja me espere, como siempre, a las cinco, haciéndose la
tonta y con un ojo abierto, como cuando yo venía de caminar mis sueños,
borracho de palabras, borracho de silencios.
tonta y con un ojo abierto, como cuando yo venía de caminar mis sueños,
borracho de palabras, borracho de silencios.
¿Y María Paula?, tal vez juegue con la paz de Retiro, quizás
haya aprendido a decir; – Papá, te extraño- en el idioma luz
de sus ojos pequeños y tus manos amor, volando por las cosas donde
yo aprendí todo lo puro, todo lo bueno, por las noches calladas,
mi nombre y una lágrima, apretarán un beso.
haya aprendido a decir; – Papá, te extraño- en el idioma luz
de sus ojos pequeños y tus manos amor, volando por las cosas donde
yo aprendí todo lo puro, todo lo bueno, por las noches calladas,
mi nombre y una lágrima, apretarán un beso.
Yo sé como estará, siempre habrá de domingos del mate
y la fatura, con Mamá, María Paula y se que bajaré
del brazo por corrientes con mis amigos rantes de l a viola y el verso y
sé que llegaré a la Plaza de Mayo, a tirarle a los pájaros,
las migas de mi tiempo.
y la fatura, con Mamá, María Paula y se que bajaré
del brazo por corrientes con mis amigos rantes de l a viola y el verso y
sé que llegaré a la Plaza de Mayo, a tirarle a los pájaros,
las migas de mi tiempo.
(RAFAEL AMOR)
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