Es de todos sabido y, lo peor de todo, con resignación asumido que nuestros dirigentes políticos y financieros (que desde hace un tiempo van por separado, estando los primeros a las órdenes de los segundos: pues suelen ser títeres u hombres de paja del gran capital), nos roban y nos mienten: o sea, nos toman por gilipollas, se burlan de nosotros con un descaro tan grande como la ausencia de vergüenza y valores éticos que ellos tienen. Campan a sus anchas, cual forajidos del Lejano Oeste y, si alguna vez la justicia los trinca (a un 1% si acaso, porque para ellos casi todos los tipos de robo son legales: ellos hicieron las leyes a su medida), los procesos contra los políticos se alargan tanto que muchos de ellos prescriben, o acaban con unas condenas de risa. Y se ríen de nosotros, el mismo Pueblo que les sigue eligiendo una vez tras otra, legitimando –y nos lo arrojan cual escupitajo a la cara- con ello, sus fechorías.
Puede que no tengamos arreglo -desde luego cultura democrática y participativa no tenemos- y los políticos que nos gobiernan son los que nos merecemos: por pasotas políticos. El Sistema fomentó el individualismo, en política, de los ciudadanos y bien que lo consiguió. Al mismo tiempo fomentó el asociacionismo en “lo que NO da de comer” ni crea empleo (pero nos tienen bien entretenidos mientras ellos mangonean a sus anchas): muchas fiestas religiosas y profanas, mucho “furgol”, mucho Alonso y Nadal, mucha TV manipuladora y basura. Hemos creado un monstruo que se nos ha vuelto indomable..., sabemos que la clase política es el mayor problema para los ciudadanos porque gobiernan para conservar sus prebendas, bicocas y sinecuras, aprovechando el cargo para su enriquecimiento personal (robando a sus electores). Y mueven los hilos a su favor de forma que cuando dejan el cargo político hacen uso de la “puerta giratoria” para desembarcar, bien en la empresa privada, a la que han beneficiado durante su mandato; o bien en una de las miles de empresas públicas inútiles (llamadas eufemísticamente, fundaciones, consorcios, agencias, institutos -¿les suena el Nóos?) creadas para el retiro dorado del político y su prole de enchufados (en la última “enchufada”, previa a las elecciones autonómicas, entraron unos 26.000 en Andalucía) “Hemos tenido la desgracia de que una casta de miserables acceda al poder. De gente sucia y sin valores, adicta al privilegio y enferma de corrupción y abuso de poder”
Pero los ciudadanos tenemos que asumir nuestra parte de responsabilidad, hacer autocrítica y pensar por qué se nos ha ido esto de las manos: porque ellos se han defendido, ya que la intromisión del ciudadano en la vida pública es molesta para el cargo político, porque se sienten vigilados y no pueden realizar lo de “buey solo bien se lame”
Tenemos que acabar con el déficit democrático y participativo en que nos encontramos. Que el cargo político vea nuestra sombra a su lado, y sienta nuestro cálido aliento sobre su nuca: “para que no se vicie y se desmande”, que dijera el poeta.
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