"Lo importante no son los años de vida sino la vida de los años".

"Que no os confundan políticos, banqueros, terroristas y homicidas; el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que alimentan la vida".

Al mejor padre del Mundo

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domingo, 11 de junio de 2017

EL FRANQUISMO: UNA GRAN EPOCA PARA ESPAÑA



Por Pío Moa
(Participante en la oposición antifranquista dentro del Partido Comunista de España (reconstituido) o PCE(r) y de la organización terrorista GRAPO. Ahora, escritor y analista político)





Cebrián y Ansón, los principales creadores de opinión antifranquista... después de Franco, claro, mientras en la dictadura disponían no solo de mucha libertad, sino también de mil prebendas políticas y económicas. El hecho de que personajes así hayan tenido tal influencia demuestra también la escasa calidad de la democracia ya desde la transición, hasta convertirse en democracia fallida por no haber corregido los fallos, que se han ido acentuando. De todas formas yo viví con plena consciencia la época de mayor desarrollo económico, y la idea general es la de que antes solo había miseria. Eso es erróneo. Yo creo que sobre todo está por hacer un estudio serio de los años 40, de los que he trazado un esbozo en Años de hierro y en Los mitos del franquismo. Fueron años mucho más interesantes, heroicos en cierto modo, en que España se libró de la guerra mundial, envió a Rusia una división de voluntarios que luchó excelentemente, venció al maquis, que pretendía volver a la guerra civil, y desafió y venció un aislamiento internacional que solo cabe calificar de criminal. Fueron años duros, pero muy fructíferos, también en el terreno intelectual. Mucho más interesantes culturalmente que lo que ahora vivimos.

Pero vamos a mi época. Lo que yo veo es un ambiente general muy distinto ahora. Por ejemplo, los antifranquistas siempre estábamos diciendo que el régimen utilizaba el fútbol para distraer a la gente de los problemas reales, pero jamás ha tenido el fútbol la promoción, el dinero, el fanatismo social y el grado de infantilismo que ahora. Había, por supuesto, fiestas, bailes y todo lo demás, pero esos grandes conciertos o recitales tipo rock, en los que circulan profusamente las drogas y multitudes chillan, se despepitan y alzan los brazos como posesos, tampoco existían. ¿Indica lo de ahora más libertad? Mire, aquí se ha mentido mucho, se ha falsificado la historia durante cuarenta años, masivamente. Eso no hay pueblo que lo soporte sin embrutecerse, y el pueblo español está mayoritariamente embrutecido por esa causa. Entre otras cosas desprecia su pasado, y un pueblo que desprecia su pasado, a sus antecesores, es un pueblo despreciable. Por supuesto, no todo él es así, pero sí en una parte excesivamente grande.

Existe ese embrutecimiento, y si existe se debe a los embrutecedores, los falseadores de la historia en primer lugar. Es algo enfermizo, que lo pudre todo. El antifranquismo ha devorado la posibilidad de una democracia algo sana, todo lo convierte en farsa. Y es difícil luchar contra ello. Al principio, en las redes sociales o en cualquier ocasión, yo discutía con todo el mundo, argumentaba... pero en la mayoría de los casos era un esfuerzo inútil, porque se trata de una ignorancia cultivada, satisfecha y chabacana, incapaz de argumentar más que con chocarrerías u obscenidades o gracietas bobas. Y no crea que se trataba de jóvenes con pocos estudios o pocas luces: a menudo eran profesores o personas a las que había que suponerles cierta cultura, pero así está el patio. Luego pasé a replicarles “con mala leche”, pero es igual de inútil, porque además, ¡se hacen los ofendidos! Así que pasé a reírme y ahora simplemente no les presto atención, porque rarísimas veces tienen algo de gracia y es una pérdida de tiempo. Así que escribo sin prestarles atención, para el público en general, porque afortunadamente hay bastantes con un nivel intelectual o de interés cultural más alto. Y déjeme decirle que mis escritos no solo levantan ronchas en la izquierda. Creo que tengo más enemigos aún en la derecha, e incluso más toscos. Qué se le va a hacer.

Cuando yo estudiaba, la gran mayoría de los estudiantes se dedicaba a sus estudios o a divertirse, como ahora, pero no existía el ambiente chabacano de ahora, el botellón, la gente emporrada... Aquí todo parece cachondeo, la fiesta, la cultura del jijí-jojó. No sé dónde leí hace poco que España estaba a la cabeza de Europa en consumo de cocaína, porros, antidepresivos, en alcoholismo juvenil y cosas por el estilo... En mis tiempos había, además, una minoría, pequeña pero significativa, con intereses intelectuales de cierta altura, que leía todo tipo de autores. Marx, Freud, Sartre, Marcuse y otros por el estilo estaban incluso de moda. ¿Eran malos autores? Sin duda, en el sentido de que sus propuestas eran falsas. Pero se trataba de ideas muy elaboradas, difíciles de rebatir, y que a los inquietos nos llenaban un vacío, porque ya dije que el franquismo se había vaciado de ideología después del Vaticano II, por lo que no atraía a casi nadie. Como decía un chiste, a Franco le iban a dar el premio Nobel de Física, porque había demostrado la inmovilidad del Movimiento. Los grupos radicales de derecha estaban desprestigiados y ya eran incluso más minoritarios que los de izquierda, no hay más que ver la facilidad con que cayó el SEU, el sindicato falangista, abandonado también por el propio régimen.

Por Pío Moa (Participante en la oposición antifranquista dentro del Partido Comunista de España (reconstituido) o PCE(r) y de la organización terrorista GRAPO. Ahora, ercritor y analista político) Esa minoría inquieta era en conjunto valiosa porque sus intereses iban más allá de los intereses más prácticos y triviales, y leía y discutía mucho y era activo, si bien tendía al comunismo. Por entonces, con la guerra de Vietnam y el prestigio de Cuba en medios intelectuales, las ideas demoliberales estaban también en crisis. Todo esto explica que algunos nos decantásemos por el marxismo, lo que también sucedía en otras muchas universidades extranjeras.



Ahora no existen esas minorías intelectualmente inquietas, el extremismo de izquierdas es pura charlatanería, y los intereses de la gente en las universidades son de lo más pedestre, en el conjunto de la sociedad predomina un hedonismo brutillo, la ideología del dinero. Claro, todo aquello fracasó, el muro de Berlín se vino abajo, etc. pero ese nuevo vacío intelectual e ideológico solo es sustituido hoy por la algarabía de internet. La gran ventaja que supone el acceso rápido a gran cantidad de información se pierde en buena parte por la calidad ínfima de esa información y la masa de embuste y manipulación o exhibición de simple estupidez satisfecha que predominan en las redes.

Con respecto a las universidades europeas o useñas, la española tenía la ventaja, en principio, de que apenas circulaban las drogas en ella, de que el folclore hippy y similares contaba con pocos adeptos, de que existía aún una cultura española bastante fuerte y de cierta calidad, mientras que hoy eso no puede decirse. Desde la edad infantil, los niños se ven atiborrados de cultura useña a través de las series infantiles, de las ropas y carpetas o mochilas con frases en inglés, etc. Hoy la cultura predominante en España es una esterilizante parodia de la anglosajona, ya digo, desde la infancia a la universidad, una cultura banal y chabacana, no hay más que hurgar por las redes sociales para comprobarlo. En todo esto la sociedad actual difiere mucho de la que había en el franquismo, y no en mejor sino en peor. Cuando el PSOE se puso a la tarea de degradar sistemáticamente la enseñanza, inventó aquel bulo publicitario de “la generación mejor preparada de la historia”, un bulo muy parecido al de los “cien años de honradez”, y que demuestra la calidad gangsteril que siempre ha tenido ese partido. Yo diría que es la generación más envilecida, servil, snob, frívola y desconcertada. Hechos más lamentables cuanto que es la generación joven que disfruta de más medios materiales. Gracias sobre todo a lo mucho que se avanzó económicamente en el franquismo.

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