ADAGIO DE LA ESPERA
Tarde de llovizna gris
Pero el sol está en ti,
fundido en tu regazo...
Tejes y tus manos son
dos lirios al amor,
reposo en mi cansancio
Ven, te quiero ver andar,
silenciosa y frutal,
adagio de la espera.
Ven, que el tiempo es de los dos
y por gracia de Dios
tendremos primavera.
Si eres pan que floreció en la mesa del amor
y el vino de tu sangre es savia...
Si tu aliento en el cristal,
es cielo abierto al sol,
la luz en tu regazo canta.
Ven que este tiempo que es de Dios,
es tiempo de los dos
y es gracia por nuestro amor.
Mis manos, algo torpes tal vez,
sin más sabiduría que andar sueltas,
se elevarán a la distancia oculta,
tan cercana a mi ser de tu cintura.
Y un murmullo de estrellas bajará por tu rostro
como un río de vida al mar de tu ternura.
Y éstas, mis manos torpes, no sabrán de fatiga,
en el trabajo honesto y la mesa bendecida.
De siempre, en adelante y por toda la vida,
para que todo ría, para que todo cante.
Ven, te quiero ver andar,
silenciosa y frutal,
adagio de la espera.
Ven, que el tiempo es de los dos
y por gracia de Dios
tendremos primavera.
Si eres pan que floreció en la mesa del amor
y el vino de tu sangre es savia...
Si tu aliento en el cristal,
es cielo abierto al sol,
la luz en tu regazo canta.
Ven que este tiempo que es de Dios,
es tiempo de los dos
y es gracia por nuestro amor.
(José Larralde)
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