Cuando todos se han ido,
en la penumbra triste
de esta ciudad eterna,
me aparece la imagen
de mis viejos amigos,
de esos que un día se fueron.
Tomaré un vino largo
por mi sed y la de ellos
y tras un hondo sueño
despertaré a solas
pensando que la vida
es un rápido vuelo.
Cuando me quede solo
entre las telarañas
del tiempo y del olvido,
alcanzarán mis recuerdos
los viejos anhelos,
los amores prohibidos.
Jinetes del lucero,
hermanos de la noche
están siempre conmigo,
Albita, Víctor Rubio
y el “Gordo” Andy Mendoza,
pero que lejos se me han ido!
Cuando me quede solo,
me mamaré hasta el cogote
en cualquier tugurio viejo,
y un puñal de nostalgias
penetrará en mi garganta,
por donde se escapa el vino.
Y por mis ojos, ya, rojizos
disfrutaré a mis amigos
refugiados en mi miedo,
de haber quedado solo.
Quizás quiera cantarles,
pero ni una canción conmigo llevo.
Jinetes del lucero,
hermanos de la noche
están siempre conmigo,
Phillippe, María Pineda
y Quique San Francisco,
pero que lejos se me han ido!
Y ahora, es cuando advierto
la justa medida de vida
que he llevado y que llevo;
si los que más he querido
se me han ido de las manos
como fugaces estrellas de cielo.
Y ella, la mujer más preciosa,
a la que quise tanto,
cómplice de mil correrías,
tendrá que seguir esperando
hasta que vuelva a reunirme
con ella y con mis viejos amigos.
(H. Guarany / Adaptación: Felipe Pinto)
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