Apenas el sol se despierta
y toca mi puerta, ya echamos a andar.
¡Qué breve el café, la mañana,
el beso, las ganas de no decir adiós!
Partícipes de ese desfile
son cientos de miles que pelean la vida,
tratando de hallar la armonía,
el sol o algún día de felicidad.
Y somos esa gente,
que lucha, que siente,
que muele las horas
en tantos trajines
de humos y balancines,
y que espera volver a su casa
dejando detrás tanto idiota,
de los que habrá que tomar nota
para terminar en el calor del amor.
Resulta más dulce y más tibio
el simple equilibrio de andar y volver.
¡Qué bello que es el regreso
y tras apasionado beso
sentarse a comer!
¡Abrir las ventanas al cielo,
alzar nuestro vuelo de pájaros locos!
Y mañana, otra vez la rutina,
El bar de la esquina y el añorado
recuerdo de nuestro querer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario