El socialismo promete prosperidad pero produce pobreza y miseria. Promete unidad pero produce odio y discordia. Promete un futuro mejor pero siempre regresa a los capítulos más oscuros del pasado y eso esto nunca falla, siempre sucede. ¿Qué lugar por dónde ha pasado el socialismo se ha convertido en un paraíso de bienestar? ¡Ninguno!
El socialismo es una triste y desacreditada ideología arraigada en la ignorancia total de la historia y de la naturaleza humana y su implantación siempre dará lugar a tiranía.
Y así se puede ver en todos los países donde está gobernando: Venezuela, Cuba y ahora, España.
Los socialistas profesan el amor por la diversidad pero siempre quieren imponer su doctrina.
Sabemos que el socialismo no trata de que haya justicia, no trata de que haya igualdad, no trata de elevar la vida a los pobres. El socialismo solo trata de una cosa: llegar al poder y beneficiar a la clase dominante, o sea, a ellos mismos. Y cuanto más poder tienen, cómo no, más lo anhelan.
Los socialistas quieren manejar la atención sanitaria, manejar el transporte y las finanzas, manejar la energía, la educación, manejar todo. Quieren tener poder para decidir quién gana y quién pierde, quién está arriba y quien está abajo, que es verdad y que es falso e incluso quien vive y quien muere.
En resumen, todos sabemos que no hay nada menos democrático que el socialismo. Su hipocresía llega hasta tal punto, que en todo y cualquier lugar en el que aparece, siempre avanza bajo la bandera del progreso, pero su progresismo, al final, solo ofrece corrupción, explotación, decadencia, miseria y sangre. ¿Verdad, Sánchez?
Y aún así, todavía hay dirigentes liberales que les tienden la mano para negociar. ¿Negociar el qué, Sr. Feijoo?
Felipe Pinto
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