Madrid lleva más de dos años, demasiado tiempo, atrapada en un atasco que no conduce a ninguna parte y sin ninguna explicación por parte de las autoridades municipales. Esto es así, literal.
Desde el inicio de la Avenida de América, en sentido de entrada a la capital, hasta el número 14, el carril izquierdo permanece cortado desde hace más de dos años, con la excusa inicial de unas obras en el intercambiador de transporte. Sin embargo, la casi totalidad de esas obras ya finalizaron y desde hace ya tiempo, no existe ningún motivo visible ni técnico que justifique mantener cerrado ese tramo.
No hay maquinaria, no hay operarios, no hay movimiento alguno. Solo vallas, conos y una señal amarilla que desvía el tráfico, como si Madrid se hubiera resignado a convivir con los restos de una obra fantasma. Lo más grave es que no hay explicación oficial: ni el Ayuntamiento, ni el área de Movilidad, ni la policía municipal han ofrecido un solo comunicado que aclare por qué se mantiene ese carril inutilizado.
Mientras tanto, miles de madrileños soportan retenciones diarias y pérdidas de tiempo absurdas, especialmente en hora punta, cuando este tramo se convierte en un auténtico embudo. Todo por un cierre que parece haberse hecho eterno, sin obra, sin lógica y sin fecha de reapertura.
El Ayuntamiento de Madrid, presidido por José Luis Martínez-Almeida, presume de gestión eficaz y de una ciudad moderna y sostenible, pero la realidad del asfalto dice lo contrario: absoluta dejadez, con aceras levantadas durante meses, calles sin terminar, obras eternas que forman verdaderos laberintos y, ahora, un carril fantasma que simboliza la falta de control y planificación.
La Avenida de América no es una calle cualquiera: es una de las principales puertas de entrada a la capital, por donde circulan cada día miles de trabajadores, estudiantes y viajeros. Mantener un carril cerrado durante años sin razón alguna no solo es una muestra de desidia, sino también un desprecio a los ciudadanos que pagan impuestos y sufren las consecuencias del caos circulatorio.
No es un hecho aislado. Basta recorrer la ciudad para comprobar cómo proliferan los cortes innecesarios, los desvíos eternos y las obras sin fin. Pero el Ayuntamiento sigue callado, más pendiente de la propaganda y los titulares que de resolver los problemas cotidianos que verdaderamente afectan a los madrileños.
La imagen de ese carril vacío y vallado resume mejor que ningún discurso lo que ocurre en la ciudad: un gobierno local paralizado, incapaz de gestionar lo básico y ajeno a la realidad de quienes cada día pierden minutos, horas y paciencia en un atasco sin sentido.
Los madrileños no merecemos estar perdiendo continuamente el tiempo gracias a la inoperancia del gobierno municipal.
Felipe Pinto
No hay comentarios:
Publicar un comentario