"Lo importante no son los años de vida sino la vida de los años".

"Que no os confundan políticos, banqueros, terroristas y homicidas; el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que alimentan la vida".

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martes, 11 de noviembre de 2025

ESPAÑA NECESITA A VOX, POR ESO, SUS ENEMIGOS LO TEMEN



Hay momentos en la historia de un país en los que el miedo de sus enemigos habla más claro que cualquier discurso político. Eso es lo que sucede hoy en España. El nerviosismo de quienes viven del desorden, del privilegio y de la debilidad del Estado demuestra que VOX representa una amenaza real para el sistema que ellos mismos han construido para su propio beneficio. Y precisamente por eso España lo necesita.

La inquietud se extiende desde nuestras fronteras hasta nuestras instituciones. Marruecos observa con preocupación la posibilidad de que España recupere una posición firme, deje de ceder en política exterior y restablezca un control real sobre sus fronteras. Gibraltar teme lo mismo, porque sabe que durante décadas se ha beneficiado del abandono histórico de los gobiernos españoles, incapaces de defender la soberanía de su propio territorio. También los separatistas, acostumbrados a marcar la agenda nacional a cambio de chantajes, temen la irrupción de un Estado que vuelva a ejercer su autoridad. ETA, disfrazada en las instituciones bajo nuevas siglas, teme perder el espacio político que ha ganado gracias a la cobardía del PSOE y al silencio cómplice del PP.

Dentro de España, quienes se aprovechan del desorden tampoco disimulan su miedo. Los okupas saben que con VOX termina la impunidad que les permite arrebatar viviendas mientras los propietarios quedan desprotegidos. Los inmigrantes ilegales temen el fin de las fronteras abiertas y de los privilegios que reciben nada más pisar suelo español. Los delincuentes comprenden que un gobierno dispuesto a aplicar la ley sin titubeos acabará con la justicia blanda que hoy les favorece.

Los sindicatos subvencionados, desconectados del trabajador real, temen que por fin se revise cómo se financian. Las ONG ideológicas temen perder el flujo interminable de dinero público que alimenta sus estructuras. El feminismo radical teme que se termine su sistema de privilegios judiciales al margen de la igualdad real entre hombres y mujeres. Las asociaciones identitarias, que han convertido el victimismo en una industria, ven peligrar su negocio si alguien deja de alimentar los conflictos que ellas mismas inventan.

La industria cultural que vive del dinero público, los lobbies climáticos que han hecho fortuna imponiendo restricciones y tasas ruinosas, los departamentos universitarios que generan ideología en lugar de conocimiento, todos ellos observan con preocupación la posibilidad de que alguien audite sus cuentas y exija resultados. Las élites educativas, responsables del adoctrinamiento que se ha infiltrado desde infantil hasta la universidad, temen que se recupere la neutralidad en las aulas y que se imponga el mérito en lugar del sectarismo.

Tampoco Bruselas es ajena a este miedo. La burocracia europea, acostumbrada a dictar normas que los gobiernos nacionales acatan sin cuestionar, teme que España vuelva a defender su soberanía. Las multinacionales que se benefician de mano de obra irregular barata ven peligrar sus intereses si se garantiza un control migratorio efectivo. Los medios de comunicación subvencionados temen perder la financiación que asegura su supervivencia. Incluso las agencias de verificación, convertidas en guardianas ideológicas del pensamiento único, se inquietan ante la posibilidad de perder la subvención que les permite censurar a quien discrepa.

Y en el centro de todo este entramado aparece un elemento aún más sensible. La izquierda teme la llegada de VOX porque sabe que pondría fin al enorme aparato de poder que ha colonizado durante años. Teme perder el control del Tribunal Constitucional. Teme perder al Fiscal General del Estado afín. Teme ver desaparecer el dominio sobre la Abogacía del Estado, el CIS, la CNMV, la Fiscalía Anticorrupción y tantos otros organismos que deberían ser independientes y que hoy funcionan como escudo político. Sabe que una auditoría seria podría destapar mucho más que errores. Podría destapar décadas de manipulación institucional. Podría destapar la corrupción estructural que ha sido ocultada gracias al control de esas mismas instituciones.

A esto se suma el miedo del bipartidismo, que observa cómo su cómodo monopolio puede romperse. Temen también los apesebrados del sistema, esos casi quinientos mil cargos, asesores y estructuras duplicadas que viven del dinero público sin aportar nada a los españoles. Temen los defensores del Estado autonómico, que ven en VOX el mayor reto que ha tenido este modelo de gasto desbocado desde su creación.

Todos ellos comparten el mismo temor. Temen a un partido que no forma parte del reparto de favores. Temen a un partido que no compra silencios. Temen a un partido que no acepta chantajes. Temen a un partido que quiere devolver el poder a los ciudadanos. Temen, en definitiva, a un partido que no debe nada al sistema que ellos han construido.

Y ese miedo lo dice todo. Porque cuando quienes viven del privilegio, del abuso, de la corrupción y del debilitamiento de España tiemblan ante la posibilidad de un cambio político, significa que ese cambio es necesario.

España necesita a VOX.
Precisamente porque sus enemigos y los que están arruinando nuestra nación, no lo quieren porque lo temen.

Felipe Pinto 

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