"Lo importante no son los años de vida sino la vida de los años".

"Que no os confundan políticos, banqueros, terroristas y homicidas; el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que alimentan la vida".

Al mejor padre del Mundo

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lunes, 7 de mayo de 2018

VIDA, MÚSICA, AMOR Y VINO


Tenemos la gran suerte de poder disfrutar de esta vida; sin embargo, no siempre gozamos de los buenos momentos y más en estos tiempos modernos en los que el poder nos quiere dividir al más puro estilo romano, "Divide et impera", separándonos en dos bandos cuando el objetivo común de bienestar es el mismo para todos.

La vida es un regalo que no puede ser de izquierdas ni de derechas. Como tampoco puede serlo la música. La vida es todo un canto que muestra el correr de su sangre y que por eso llega al corazón y en consecuencia, emociona. Pero también hiere. Hiere a la mentira y a la maldad...

Facundo Cabral, John Lennon, Jorge Cafrune... Murieron por difundir verdades incómodas para aquellos, los verdaderos explotadores del hombre.

Reflexiónar primero y actuar después es lo que tendría que hacer el 100% de la sociedad mundial sobre las injusticias de vida como los tremendos y denigrantes casos de explotación sexual a la que se ven forzadas tantas niñas jóvenes que intentan salir de la pobreza marginal en la que viven y además contando muchas veces con el beneplácito malvado de sus propios progenitores que las entregan a la voluntad de algún proxeneta hijo de puta, que, a su vez, vende sus servicios a desalmados entre los que se encuentran precisamente muchos de los que tendrían que volcarse en defenderlas, como pueden ser grandes empresarios, políticos y hasta fiscales y jueces.

Aunque se trate de ocultar, es una evidencia la trata de personas, el más rastrero de los delitos de esclavitud, del que disfrutan estos buitres de barro...

Pues bien, podrán eliminar el “derecho” a vivir a los cantores que denuncian la maldad, más su voz seguirá resonando. Y brotarán más cantores y serán cada vez más los que no callarán. Alzarán sus voces en las calles, en las plazas, en todas tribunas, porque de lo contrario se quedarían solos e indefensos los más pobres y vulnerables.

Ahora, no busquen la diferencia entre silenciar a Cabral, a Lennon o a un niño en el vientre materno. No la hay.

Todas estas injusticias crean un inmenso pesar entre la ciudadanía; son como la lluvia o los días grises que inexorablemente nos dirigen a la melancolía, a la tristeza y a un dudoso pesimismo en lo cotidiano y también en el amor.

Un amor que renace con la salida del sol, del día abierto... Hay una gran diferencia en pasear sobre verdes trigales o hacerlo bajo la sombra de los sauces llorones.
Pero esa tristeza hay que asumirla y vivir con ella, aferrándola a nuestro corazón para poder convertirla, después, en dicha.

Porque en las cosas del amor, el sufrimiento y el gozo se llevan y al final se hacen uno, porque cuando amamos entramos en otras revoluciones de los días en los que también el dolor da intensidad a la vida.

¿Quién no ha tenido un amor que ha marcado su vida y que terminó sin un motivo aparente, quizás por sólo una bobada?
Ese adiós, a medida del paso de los años, a veces va afectando más y buscas explicarte, sin llegar a una conclusión final, cual pudo ser su motivo; si fue, entonces, por falta de chispa o quizás fue por temor al desencanto de una infundada no correspondencia.
Lo que si está claro es que mucha gente ha vivido, vive y vivirá con el pesar y la duda de qué hubiera sucedido si se hubiera seguido adelante.
Tras el paso de los años, de muchas experiencias, llegas a la conclusión de que no puedes medir el grado de amor al que pudiste llegar, pero en cambio, si tienes claro, que no hubo ni habrá ningún otro que pueda asemejársele.
Y darías marcha atrás, pero la realidad y las muchas complicaciones que da la vida, hace que tu gran sueño se convierta, primero, en una quimera, para después esfumarse, dejando en ti una dolorosa realidad… Sólo podrá quedar ese bonito recuerdo.

Recuerdo, que se acentuará con una de esas viejas canciones que llevan una imborrable huella de situaciones y hechos ocurridos y que siempre formarán parte de la vida de cada ser y que por mucho que parezcan muertos y olvidados, siempre vuelven a la vida y te impregnan, en cuanto renacen sus notas en tu corazón.

Y entonces brindas por el amor y por la vida, descorchando la mejor botella del mejor de los vinos...

Vino, tremenda palabra...

Cuantos pecados, pero también cuantas bondades pueden hacerse en su nombre...

Tremendo compromiso entonces...

¿Dónde quedaron aquellas noches que me escribía a mi mismo rodeado de su esencia?

¿Dónde, los sueños que esa noche anhelaba y tenía que compartirlos a su abrigo?

¿Dónde, las palabras con pretensión de versos para regalar a mi amada y que él me corregía?

¿Dónde..?
¡Tantas cosas! ¡Tantas noches! ¡Tanto amor, tanta música, tanta vida!

¡Tanto vino!

(Felipe Pinto)





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