Al despertar y mirarme en el espejo
veo crecer cenizas que pueblan mi sien
y en cada cana que navega por mi pelo
veo escritas todas mis vivencias del ayer.
También observo grietas, arrugas,
pliegues del tiempo que surgen por mi piel;
son matices diferentes de mi cuerpo,
y es que el paso de la vida me lleva a comprender
que la experiencia deja reflejadas huellas
y que no son los años lo que me hacen más viejo,
si, los que provocan los surcos en mis manos,
esos trozos de sueños que han muerto sin nacer
haciendo recordar días de un pasado,
antiguas costumbres que ya no han de volver
pero que quedan marcadas, como prueba de existencia,
no en el ocaso, si en el proceder, en la trayectoria,
allí donde se dibujan los triunfos y fracasos en mi haber.
Avancemos por el tiempo, que curen las heridas,
que los actos incrementen la realidad de nuestra historia.
(F. P.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario