"Lo importante no son los años de vida sino la vida de los años".

"Que no os confundan políticos, banqueros, terroristas y homicidas; el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que alimentan la vida".

Al mejor padre del Mundo

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jueves, 16 de octubre de 2025

EL GOBIERNO MÁS DECENTE... SEGÚN EL MÁS INDECENTE

 


Pedro Sánchez ha vuelto a hablar. Y, como ya es costumbre, ha vuelto a mentir. Decir que “España tiene hoy uno de los Gobiernos más decentes y estables de toda la Unión Europea” no es solo una provocación, es una obscenidad política. Es el colmo del cinismo que caracteriza a quien ha hecho del engaño, la corrupción y la manipulación una forma de vida.

¿De qué decencia presume quien dirige el Gobierno más corrupto, más dividido y más desleal con su propio país desde la Transición? ¿Qué estabilidad puede tener un Ejecutivo que se sostiene sobre los chantajes de sus socios y sobre la humillación diaria del Estado de Derecho?

Sánchez ha convertido la política española en un mercado persa de favores, privilegios y cesiones. Ha entregado el destino de la nación a quienes la odian, a los que quisieron romperla, a los que siguen insultando a España cada día desde sus escaños o desde sus tribunas autonómicas.

Se ha apoyado en terroristas excarcelados, golpistas amnistiados, comunistas resentidos e independentistas chantajistas, otorgándoles poder, dinero y legitimidad a cambio de su permanencia en el trono de La Moncloa.

Jamás, en casi medio siglo de democracia, se había visto una entrega tan descarada de la soberanía nacional a los enemigos de España.

Mientras tanto, el país se hunde en una marea de corrupción moral y económica: contratos amañados, adjudicaciones a dedo, fondos europeos utilizados como botín político, ministerios plagados de asesores y familiares, y una maquinaria de propaganda financiada con dinero público para tapar la podredumbre.

La corrupción ya no es un episodio aislado, sino el sistema entero.

La corrupción es política, cuando se compra el poder con la traición a la Constitución.

Es judicial, cuando se presiona a jueces y fiscales para proteger a los amigos del Gobierno.

Es mediática, cuando se subvenciona a los medios para que oculten lo que no conviene.

Y es moral, cuando se destruye la verdad y se pretende hacer creer a los españoles que la rendición es diálogo y que la deslealtad es progreso.

¿Y la estabilidad? Solo la de la mentira repetida cada día.

Un Gobierno que se sostiene sobre el miedo, el clientelismo y la propaganda no es estable: es un régimen en descomposición. Cada Consejo de Ministros es un campo de batalla ideológica, cada cesión a sus socios un paso más hacia la ruina del Estado, y cada silencio ante la corrupción, una confesión.

España no tiene un Gobierno decente. Tiene un Gobierno indigno, corrupto y entreguista, que ha traicionado los principios sobre los que se construyó nuestra nación.

Ha vendido la justicia a los delincuentes, la verdad a los propagandistas y la unidad de España a los separatistas.

Y, aun así, se atreve a hablar de decencia.

La verdadera decencia está en quienes trabajan, pagan sus impuestos, respetan la ley y aman su país. No en quienes lo venden, lo degradan y lo insultan cada día.

España no necesita un Gobierno decente “según Sánchez”, sino un Gobierno honesto, patriota y valiente que devuelva al pueblo lo que se le ha robado: su libertad, su dignidad y su esperanza.

Felipe Pinto 

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