"Lo importante no son los años de vida sino la vida de los años".

"Que no os confundan políticos, banqueros, terroristas y homicidas; el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que alimentan la vida".

Al mejor padre del Mundo

Al mejor padre del Mundo
Pinchar en foto para ver texto.

jueves, 2 de octubre de 2025

LA FLOTILLA DE LA SIN RAZÓN

Una vez más, la llamada Flotilla de la Libertad —rebautizada con justicia como la Flotilla de la Sin Razón— se ha lanzado al mar con el pretexto de llevar “ayuda humanitaria” a Gaza. Pero conviene despojar esta acción de la capa romántica con la que la visten ciertos medios y partidos: no es más que una provocación política irresponsable, un gesto propagandístico que, lejos de aliviar la tragedia de los palestinos, la instrumentaliza con fines ideológicos.

En primer lugar, la ayuda que transportan estas embarcaciones es mínima, casi simbólica, comparada con los centenares de camiones que cada día entran a Gaza con toneladas de suministros autorizados y controlados por organismos internacionales. ¿De verdad alguien cree que unas cuantas cajas a bordo de un velero van a cambiar la situación? La única utilidad de esta “ayuda” es la foto, el titular y el eslogan fácil en redes sociales.

En segundo lugar, está la enorme irresponsabilidad que supone comprometer la seguridad del propio Estado español. Con su actitud, estos activistas ponen en riesgo las relaciones diplomáticas con Israel, un socio estratégico en múltiples ámbitos, y abren la puerta a tensiones que pueden acabar afectando directamente a todos los ciudadanos españoles. ¿De verdad queremos que la política exterior de España quede marcada por un puñado de radicales que actúan al margen del Gobierno, de la Unión Europea y de toda legalidad internacional?

Además, la maniobra de la Flotilla de la Sin Razón esconde una hipocresía evidente: se presentan como defensores de la paz, pero en realidad alientan la confrontación. Saben perfectamente que serán interceptados —porque ningún Estado permitiría una entrada ilegal en aguas controladas por sus fuerzas armadas—, y lo buscan deliberadamente para después venderse como “víctimas” en los telediarios. Es teatro barato, a costa de un problema real y de vidas humanas.

Otro aspecto a criticar es el uso sectario de la causa palestina. Estos activistas jamás se movilizan contra los regímenes islámicos que persiguen a opositores, esclavizan a mujeres o condenan a muerte a homosexuales.

 Su indignación es selectiva y calculada, siempre dirigida contra Israel y, de rebote, contra Occidente. Se trata de ideología disfrazada de solidaridad.

Ayer, la flotilla intentó aproximarse a aguas controladas por Israel y, como era previsible, fue interceptada por la marina hebrea. Los activistas, que ya sabían de antemano que el desenlace sería este, se apresuran ahora a denunciar la “represión israelí” y a culpar al Gobierno español por no haber utilizado con más contundencia la fragata enviada como acompañamiento simbólico, en un cínico gesto de ayuda del Presidente del Gobierno  español, incapaz de haber puesto esta misma fragata en defensa de. nuestra Guardia Civil en su lucha contra el narcotráfico. Esa “defensa” de cartón piedra se ha revelado como lo que siempre fue: un paripé sin capacidad real de garantizar nada.

El final de la historia será el que todos conocían desde el principio: los integrantes de la flotilla serán deportados y quedará únicamente el espectáculo mediático que buscaban. Una vez más, una operación diseñada para la propaganda política de la falsaria izquierda, no para la ayuda humanitaria.

Felipe Pinto

No hay comentarios:

Publicar un comentario