"Lo importante no son los años de vida sino la vida de los años".

"Que no os confundan políticos, banqueros, terroristas y homicidas; el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que alimentan la vida".

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lunes, 20 de octubre de 2025

LAS INTENCIONES DE FEIJÓO Y EL PP: PACTAR, COMO EN EUROPA, CON EL PSOE PARA AISLAR A VOX


Alberto Núñez Feijóo repite que no negociará “con el PSOE de Sánchez”. La fórmula, lejos de ser casual, deja abierta otra puerta: acuerdos con el PSOE sin Sánchez o con un PSOE “desanchizado”. No es una hipótesis remota, porque PP y PSOE ya han pactado asuntos de Estado, como la renovación del Consejo General del Poder Judicial en junio de 2024, tras más de cinco años de bloqueo. Ese acuerdo, presentado como un gesto institucional, fue en realidad el primer ensayo del regreso al bipartidismo, el sistema de turnos que durante décadas dominó la política española y que ambos partidos parecen ansiosos por resucitar. En paralelo, la conversación mediática se ha llenado de análisis que interpretan el “con Sánchez, no” como un preludio a una gran operación transversal, el renacer del viejo pacto PP–PSOE y la restauración del sistema de alternancia que tan beneficioso resultó para ambos. Incluso voces ilustres y bien informadas de periodistas han advertido que detrás de ese discurso se esconde un guiño al socialismo tradicional, un mensaje destinado a los sectores del PSOE que sueñan con jubilar a Sánchez y tender puentes con la derecha.

Lo que se vislumbra es un intento de reconstruir en España el modelo de cordón sanitario que ya se aplica en varios países europeos. En Alemania, la CDU de Friedrich Merz gobierna con los socialdemócratas y rechaza cualquier colaboración con AfD, aunque millones de alemanes voten a ese partido. En Portugal, el líder del centro-derecha, Luís Montenegro, rehúsa cualquier pacto con Chega —segunda fuerza nacional— y prefiere apoyarse en las abstenciones del Partido Socialista, que le permiten aprobar presupuestos sin depender de la derecha patriótica. En Francia, el bloque de Macron y la derecha tradicional se une para frenar a Le Pen, incluso cuando las urnas la sitúan como favorita. El patrón es idéntico: los partidos tradicionales se protegen entre sí para mantener el control, blindando las instituciones frente a las nuevas fuerzas que rompen su monopolio. Y eso mismo, ni más ni menos, es lo que Feijóo está preparando en España.

La consigna no es salvar al país, sino salvar el sistema. PP y PSOE se necesitan mutuamente para conservar la red de poder institucional, mediático y económico que les une desde hace décadas. El llamado cordón sanitario no es más que una coartada moral para preservar privilegios, aislando a Vox y, con él, a millones de votantes que se han rebelado contra la complacencia del bipartidismo. Feijóo intenta reconstruir el viejo mapa político: dos grandes partidos de Estado que fingen discrepar mientras coinciden en lo esencial, desde la obediencia a Bruselas hasta la tibieza en política migratoria, pasando por el gasto público desbordado y la censura ideológica. Por eso su frase está medida al milímetro: “con el PSOE de Sánchez, no”, que en realidad significa “con el PSOE, sí, cuando convenga y con quien convenga”.

El modelo cuenta con el beneplácito de Bruselas y de todos los poderes del globalismo (Agenda 2030) que prefieren gobiernos dóciles y previsibles antes que una derecha soberanista o identitaria. El objetivo no es gobernar para los ciudadanos, sino garantizar que ninguna fuerza alternativa llegue al poder. En Alemania y Portugal ya se ha comprobado que la “gran coalición” asegura estabilidad a cambio de silenciar el debate real. Feijóo lo sabe: Vox no solo pone en cuestión su estrategia, sino su papel histórico como derecha domesticada. Por eso el PP prefiere pactar con su supuesto adversario antes que con su aliado natural. Lo que está en juego no es una ley o un presupuesto, sino el monopolio del poder político y mediático.

El PP de Feijóo no busca una mayoría nueva, sino la restauración del pasado: el retorno del bipartidismo cómodo, previsible y obediente. Su “no al PSOE de Sánchez” es una maniobra retórica para preparar el “sí” al PSOE que venga después. Europa ya ha marcado el camino: grandes coaliciones, consenso obligatorio y exclusión de toda voz disidente. Pero España ha cambiado, y el viejo sistema de alternancia pertenece al pasado. El intento de resucitarlo solo sería posible a costa de silenciar a millones de españoles que exigen regeneración, identidad y soberanía. Feijóo puede intentarlo, pero la historia no se repite y la voluntad popular no camina hacia atrás.

Felipe Pinto 

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